Fue a finales de siglo XIX y primeros del XX, cuando empezó la moda de tomar baños en las playas donostiarras. La realeza, la aristocracia y la alta burguesía española, hicieron de Donostia la capital de moda. En la playa se utilizaban casetas (algunas arrastradas por bueyes) según el sexo o nivel social para acercarse hasta la orilla y bañarse, ya que la moral victoriana de la época, consideraba de mal gusto ser visto en bañador.

Un motor de vapor, hacía que la caseta que usaba el rey Alfonso XIII y su familia se deslizara hasta el agua por unos raíles. Este palacio móvil fue construido en 1894 y permaneció en uso hasta 1911.

Foto de caseta tirada por bueyes

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